domingo, julio 09, 2006

el primer portatil 1983



un portalil no tan portatil, pero con mucho estilo


La primera computadora portátil de la historia

En una industria caracterizada por la peculiaridad de sus protagonistas, Adam Osborne ha sido capaz de crear una categoría aparte. Dueño de una voz imponente y distinguida, resaltada por su impecable acento británico, Adam Osborne siempre parecía encontrar la palabra correcta en una conversación.

Siempre inquieto y dueño de una personalidad indomable, Osborne tuvo la genial idea de producir una computadora que pudiese transportarse fácilmente de un lugar a otro, y gracias a la ayuda técnica de Lee Felsenstein, logró hacerla realidad en 1981. La Osborne-1 fue un éxito instantáneo, pero el destino de la empresa que la comercializó prevalece como una lección para la industria de cómputo sobre cómo no manejar una compañía. Esta es su historia.

Su infancia y juventud

Nacido en Bangkok, Tailandia el 6 de marzo de 1939 de padres británicos, Adam Osborne pasó buena parte de su infancia en un pequeño poblado del sur de la India, cerca de Madras. A los 11 años de edad se trasladó a Inglaterra, donde terminó su educación elemental en Warwickshire, ingresando más tarde a la Universidad Birmingham, de donde obtuvo el título de ingeniero químico en 1961.

Una novia fue la principal motivación de Osborne para mudarse a los Estados Unidos, a donde llegó en julio de 1961. Inicialmente trabajó como ingeniero de diseño para la M. W. Kellogg en Nueva York, pero su novia lo incitó a continuar su educación. En 1968, Osborne recibió un doctorado en ingeniería química de la Universidad de Delawere con una tesis elaborada en gran parte con el auxilio de computadoras. Inmediatamente después ingresó a trabajar a la Shell Oil, en Emeryville, California haciendo modelos matemáticos por computadora. Sin embargo, la fuerte personalidad de Osborne le produjo diversos conflictos con sus jefes y acabó siendo despedido sólo 3 años después, tras lo cual decidió formar su propia compañía: Osborne and Associates. En 1972, una compañía de microcomputadoras del sur de California llamada General Automation contrató a la empresa de Osborne para escribir manuales comprensibles para el nuevo microprocesador de Intel. Sólo 2 años más tarde, Osborne tenía 15 empleados trabajando para su empresa. Sin embargo, un cambio de administración en General Automation lo volvió a dejar desempleado.

Una aventura editorial

Fue durante este período en que Osborne escribió un libro titulado "El Valor del Poder" (The Value of Power), el cual solía regalar a sus clientes. Osborne produjo poco después una versión expandida de su libro a la cual llamó "An Introduction to Microcomputers". Creyendo que su libro tenía potencial, lo ofreció a un editor, pero fue rechazado. Sin inmutarse, Osborne decidió publicarlo él mismo. Siempre con el ánimo por las nubes, Osborne se dedicó a transportar consigo una caja de libros a las reuniones de clubes de aficionados a la computación, los cuales pululaban en aquellos días. Fue precisamente en una de esas reuniones en que Bruce Van Natta, de la empresa IMSAI, decidió leer el libro de Osborne. Convencido de que era una buena introducción a la computación, Van Natta decidió incluir un ejemplar del libro de Osborne con cada computadora que vendiera. Con este contrato, Osborne logró vender más de 300,000 ejemplares de su libro en muy poco tiempo y contó con el capital suficiente como para crear su propia empresa editorial. En los cinco años siguientes, Osborne Books publicó más de 40 libros de computación, de los cuales Osborne escribió doce. En 1979, Osborne vendió su empresa editorial a McGraw-Hill en una cifra que nunca se reveló, pero que se cree osciló entre los $3 y los $10 millones de dólares [1].

La primera portátil de la historia

Paralelamente a sus actividades editoriales, Osborne comenzó a escribir una columna titulada "From the Fountainhead" para la revista Interface Age y más tarde para InfoWorld, además de tener mucha demanda como orador [3].

Fue en esta época que Osborne se convenció de que para que las computadoras pudieran ser verdaderamente útiles, debía ser posible transportarlas con facilidad, de manera que pudiesen usarse en cualquier parte. Este era un concepto sumamente innovador y los fabricantes de aquel entonces no alcanzaban ni siquiera a comprenderlo. A sabiendas de ello, Osborne decidió que él sería el primero en lanzar al mercado una computadora portátil.

En marzo de 1980, Osborne contactó a Lee Felsenstein (el diseñador de la computadora SOL y de muchos otros dispositivos de hardware) en la Feria de Computadoras de la Costa Oeste, quien en ese entonces se encontraba desempleado pues la empresa para la cual trabajaba (Processor Technology) se había colapsado.

Felsenstein comenzó a diseñar la computadora que Osborne soñara en un enorme cuarto de un edificio de Berkeley, usando como base el microprocesador Z80 de Zilog (el cual corría a 4 MHz de velocidad). De acuerdo a Osborne, la nueva computadora sería capaz de acomodarse debajo de un asiento de avión, debería ser fácil de fabricarse por lo que quería que contara con sólo 40 tornillos y debía tomar 68 minutos para ensamblarse. Además, la computadora debía ser resistente a los golpes (debía resistir al menos una caída de la línea de montaje) y contaría con una pantalla de 40 columnas. Por si fuera poco, esta máquina debía ser razonablemente barata (tal vez menos de $1,000 dólares).

Uno de los principales problemas que enfrentó el diseño de esta computadora fue su monitor, y Felsenstein optó por hacerlo con capacidad para desplegar 52 caracteres (en vez de los 40 que le propuso Osborne), aunque podían escribirse realmente hasta 80 caracteres por línea usando unas teclas especiales que hacían que la pantalla actuara realmente como una "ventana" del área real de trabajo. Las unidades de discos hubieron de ser también bastante primitivas pues no confiaba en que las unidades más modernas de la época soportarían un manejo brusco. De tal forma, en vez de usar unidades para discos de doble densidad (que eran ya de uso común), optaron por unidades de densidad simple, con lo que los discos podrían almacenar menos información.

En enero de 1981, Osborne rentó espacio para oficinas en Hayward, California, donde estableció la Osborne Computer Company (OCC), la cual se encargaría de comercializar el sueño de Osborne: la computadora portátil Osborne-1.

Una vez que el hardware estuvo diseñado, Osborne se dio a la tarea de negociar con las empresas de software, pues estaba convencido de que el éxito de su máquina dependería de los programas con los que la dotara. Para el sistema operativo, acudió a Gary Kildall, a fin de obtener el CP/M. Ya que las dos versiones de BASIC existentes en el mercado en aquel entonces (CBASIC y Microsoft BASIC) tenían características complementarias, decidió ofrecer ambas y llegó a un acuerdo al respecto con Gordon Eubanks y Bill Gates (dueños respectivos de estas 2 versiones del popular lenguaje).

Luego acudió a Seymour Rubinstein, presidente de MicroPro, a fin de poder proporcionar el procesador de textos WordStar, que era el más popular de aquellos días. Finalmente, ante la imposibilidad de negociar un buen precio para VisiCalc, Osborne acudió a Richard Frank y su empresa Sorcim para que le diseñaran una hoja de cálculo a la que llamaron SuperCalc.

Osborne quería vender inicialmente su computadora en menos de $1,000 dólares, pero sus amigos le advirtieron que era una locura. De tal forma, optó por venderla en $1,795 dólares, a pesar de que el software de que vendría dotada valía (a precios de menudeo) unos $2,000 dólares. La broma que solía jugarse al respecto era que Osborne vendía software y que a cambio regalaba una computadora.

La Osborne-1 fue mostrada por primera vez en la Feria de Computadoras de la Costa Oeste de abril de 1981. Su memoria era de 64 K, tenía una pantalla monocromática de 25 x 52 caracteres que medía 5 pulgadas y contaba con dos unidades de disco de 5.25 pulgadas (los discos podían almacenar hasta 91K cada uno). Tenía un puerto serial RS-232, un puerto para módem y un teclado desprendible. Sus dimensiones eran: 32.5 x 50 x 36.5 cms, y a pesar de contar con un peso de casi 13 kilogramos se le considera como la primera computadora portátil de la historia y su mero lanzamiento revolucionó el mercado de las computadoras personales en el mundo.

El hipercrecimiento

Para julio de 1981 se embarcaron las primeras computadoras de la OCC. Para septiembre de ese mismo año, ya había alcanzado ingresos por $1 millón de dólares, vendiendo unas 10,000 unidades por mes. En su primer año de ventas, la Osborne-1 logró ingresar $6 millones de dólares y para el segundo, llegó a $70 millones de dólares. Osborne estaba, sin duda, en los cuernos de la luna.

El anuncio de que la OCC se volvería pública provocó una expectación sólo comparable al anuncio de la cotización de Apple Computer en la bolsa de valores. Tanto Felsenstein como Osborne se volvieron multimillonarios instantáneamente. Obviamente la empresa estaba demasiado ocupada vendiendo computadoras para preocuparse de su organización administrativa y Osborne, consciente de sus limitaciones en ese rubro, decidió contratar a alguien para dirigir su empresa. En agosto de 1982, Osborne se retiró como director de su empresa siendo reemplazado por Robert Jaunich, quien era presidente de la empresa Consolidated Foods, de Chicago. La OCC tenía entonces 500 empleados y estaba facturando $10 millones de dólares al mes.

Para noviembre de ese mismo año, la OCC anunció dos nuevas computadoras: la Executive, que tendría más memoria que la Osborne 1, además de una pantalla de 7 pulgadas y un precio de $1,995 dólares, y la Vixen, que tendría una pantalla de 5 pulgadas y costaría $1,495 dólares. Ambas se liberarían en febrero de 1983.

Ahí fue donde empezaron los problemas. Primero, Osborne tuvo fuertes problemas con Jaunich en torno al precio de la Executive, y tuvo que acabar por acceder a venderla a $2,495 dólares ($500 dólares por arriba del precio original). Para empeorar las cosas, surgieron dificultades técnicas que retrasaron la producción de la Executive, y tras su anuncio público a principios de 1983, prácticamente cesaron las compras de la Osborne 1. ¿Para qué adquirir tecnología obsoleta cuando una nueva (y mejorada) computadora estaba a punto de liberarse? Mientras que en febrero de 1983 se vendieron 10,000 unidades de la Osborne 1, para abril, se vendieron sólo 100. Entre tanto, el lanzamiento de la Executive se retrasó hasta mayo y se decidió que la Vixen nunca vería la luz.

Todo el genio administrativo de Jaunich no fue suficiente para lidiar al mismo tiempo con una sobreproducción de la Osborne 1 y una subproducción de la Executive. En el verano de 1983 la OCC reportó pérdidas considerables y muchos de sus empleados fueron despedidos. La Osborne 1 bajó su precio a $1,295 dólares y algunas tiendas la llegaron a ofrecer hasta en $800 dólares. Todo fue inútil y lo inevitable ocurrió el 13 de septiembre de 1983: la milagrosa OCC se declaró en bancarrota. El evento fue uno de los más inusitados en la historia de la computación. Diarios de finanzas como el Wall Street Journal dedicaron múltiples artículos a analizar qué fue lo que hizo mal la OCC y su ejemplo sería recordado por años en una industria que suele tener una memoria de muy corto alcance.

Poco después, Osborne escribió un libro junto con John Dvorak en el que atribuyó la caída de la OCC a Jaunich, y describió al fenómeno que le ocurrió a su empresa como "hipercrecimiento". La historia de la OCC es un claro ejemplo que, por desgracia no ha sido único en la industria de la computación, de una empresa que desapareció por el éxito excesivo.

El sr. Osborne

Referencias

[1] Slater, Robert. Portraits in Silicon, The MIT Press, 1992.

[2] Freiberger, Paul y Swaine,Michael, Microinformática. Orígenes-Personajes, Evolución y Desarrollo, Osborne/McGraw-Hill, 1986.

[3] Veit, Stan, Stan Veit's History of the Personal Computer, WorldComm, 1993.

Coello Coello, Carlos A. La Primera Computadora Portátil de la Historia, Soluciones Avanzadas. Tecnologías de Información y Estrategias de Negocios, Año 7, Número 72, pp. 4-6, 15 de agosto de 1999.

1 Comments:

At 4:15 p. m., julio 09, 2006, Anonymous Anónimo said...

me parece politicamente una alternativa interesante

 

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